La represión policial convirtió a la marcha de jubilados e hinchas en un caos: heridos graves y más de 100 detenidos

La Policía y la Gendarmería reprimieron ayer miércoles una marcha que no llegó a ser tal. La manifestación convocada por jubilados con el respaldo de los hinchas de clubes de fútbol nunca llegó a concretarse porque nunca pudieron llegar a una plaza del Congreso militarizada por el gobierno del tándem Javier Milei-Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad encargada de la represión en las calles.

Las 17 era el horario pautado para rodear el edifico del Parlamento, como hacen cada miércoles los adultos mayores desde hace más de un año. El reclamo que buscaban hacer escuchar los manifestantes era el de siempre: un jubilado en la Argentina necesita al menos $1.200.523 mensuales para afrontar sus gastos básicos, pero según datos de la Defensoría de la Tercera Edad 6 millones de ellos, los que cobran el haber mínimo, perciben apenas $350.000 mensuales. Pero a esa hora un cordón policial se impuso en la plaza y comenzó a avanzar a fuerza de balas de goma, detenciones y gas lacrimógeno. A partir de ahí, todo fue un caos.

Cientos de hinchas y manifestantes en general que caminaban pacíficamente por Avenida de Mayo tuvieron que darse vuelta y comenzar a correr en dirección contraria. El aire se enrareció a lo lejos y se mezcló el humo de los proyectiles con el gas pimienta, que descendió y ahogó la manifestación. De un momento a otro, lo que era una marcha pacífica y fraternal mutó a un escenario caótico en el que se veían adultos mayores tirados en el piso con personas arrojándoles leche para calmar el ardor de los ojos, individuos corriendo y chocándose entre sí, gritos, sirenas y jóvenes irritados arrojando piedras mientras los cordones policiales avanzaban con sus respectivos escudos, proyectiles y gas pimienta.

Los cánticos también cambiaron. Desde la estación Banfield, punto de partida de elDiarioAR para la cobertura de esta nueva jornada de protesta y represión, pasando desde la estación Constitución hasta la caminata junto a las distintas hinchadas que no llegaron al Congreso, las arengas hacían referencias a los jubilados (“policía policía, no te lo decimos más, si nos tocan a los viejos, que quilombo se va a armar”) y a homenajes a Norma Plá, una dirigente social que en los 90 lideró la lucha de los jubilados contra las políticas de ajuste del peronista Carlos Menem, exigiendo pensiones dignas con protestas y movilizaciones.

Pero después, tras la desmesurada violencia en la que también aparecieron camiones hidrantes, tachos de basura y hasta un patrullero incendiado, se escuchó por avenida de Mayo un canto brusco y unánime: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”. Un símbolo de la crisis política y económica en Argentina durante el estallido social de diciembre de 2001.

“Yo ya no entiendo nada”, le dijo a elDiarioAR Alicia, una jubilada con los ojos rojos del gas pimienta. “Esto era una manifestación pacífica, estoy desde temprano acá, y empezaron a lastimar a todo el mundo”.

“Se están pegando un tiro en el pie”, opina un hombre de unos 40 años después de arrojarse agua con jabón en la cara que le proporcionó una persona con un botiquín de primeros auxilios ubicada en una esquina de Avenida de Mayo. “Están poniendo a todo el país en contra, no hay un sector con el que no se hayan metido”.

“Esto no va a terminar bien”, dijo Jorge, un trabajador de casi 60 años. “Ellos no aflojan y va a llegar un momento en que el pueblo no va a aguantar más”.

Para las 19 la represión seguía desarrollándose por la zona del Congreso. Una adolescente de 15 años que perdió a su familia en la manifestación ingresó a un bar llorando, alcanzada por el gas pimienta. “Tengo miedo, empezaron a tirar balas al lado mío”, dijo. Los dueños y mozos cerraron el bar y desde adentro se podía ver un grupo de policías apaleando a un hombre en el piso. Desde lo alto se escuchaba las hélices de un helicóptero suspendido a corta distancia del Obelisco, mezclado con sirenas de ambulancias y policías.

Al cierre de la jornada fueron reportados nueve manifestantes heridos, entre ellos uno con lesiones en el cráneo, de extrema gravedad: el fotógrafo Pablo Grillo. También un policía herido con arma de fuego y fractura, hospitalizado en el Argerich. Se contaron 150 detenidos: 89 a manos de la Policía de la Ciudad y el resto de fuerzas federales. (Vía: El Diario AR)

Relacionado