Mercedes-Benz cierra un capítulo histórico en la Argentina con la venta de su planta en Virrey del Pino, La Matanza, en medio de un contexto de ajuste y recesión. Esta decisión responde a los cambios estratégicos globales de la automotriz alemana y a las dificultades del mercado local, lo que llevó a la compañía a reestructurar su presencia en el país. La planta, que fue un ícono de la industria automotriz nacional, pasa ahora a manos del Grupo ST, liderado por Pablo Peralta, quien se impuso en una contienda que también incluyó a Mirgor, la firma de Nicolás Caputo, primo del ministro de Economía, Luis Caputo.
En medio de la transacción, trascendió que la planta continuará operando y que los 2.000 empleados actuales mantendrán sus puestos de trabajo. Según informó MundoGremial, la producción en la planta de Virrey del Pino continuará sin cambios inmediatos, lo que genera algo de alivio entre los trabajadores que temían por sus empleos. Sin embargo, el futuro de la operación está marcado por incertidumbre.
El acuerdo incluye la continuidad de la producción de la Sprinter hasta 2029, pero el nuevo propietario deberá encontrar alternativas para asegurar la viabilidad de la planta una vez que este modelo deje de fabricarse. «La planta tiene limitaciones logísticas y un personal con alta antigüedad, lo que representa un desafío para atraer nuevas inversiones», alertó un empresario del sector, destacando que la infraestructura de la planta es un factor clave que dificulta la entrada de capitales frescos.
Según algunos analistas, una posible salida podría ser asociarse con una automotriz china interesada en producir para el mercado sudamericano. Sin embargo, por el momento, se trata solo de especulaciones. La planta, que ha sido una pieza clave en la producción de vehículos de Mercedes-Benz en la región, enfrenta un panorama complicado, ya que la firma alemana ha debido tomar decisiones estratégicas debido a la pérdida de competitividad de la producción local frente a mercados como Brasil. «El coeficiente de intercambio comercial (Flex) y la apertura de mercados hacen innecesaria la presencia industrial en ambos países para comerciar entre ellos», explican desde el sector empresarial, sugiriendo que la decisión de cerrar la planta podría haber sido motivada también por factores políticos y económicos.
En este sentido, el cierre de la planta de Virrey del Pino se enmarca dentro de un ajuste más amplio que ya ha afectado a otras multinacionales que, como Mercedes-Benz, han tomado la decisión de reducir su presencia en el país. Sin embargo, la automotriz parece no haber querido afrontar el costo político de una desvinculación masiva de empleados, por lo que optó por la venta de la planta. «La transición gradual permite evitar conflictos sindicales y minimizar el impacto», aseguró un analista de Deloitte, la consultora que lideró la operación.
A pesar de la salida de la planta de Virrey del Pino, los rumores sobre el futuro de Mercedes-Benz en Argentina no cesan. Se habla de un posible regreso «eléctrico» de la firma a partir de 2026, cuando se espera que se inaugure una nueva fábrica en Zárate, destinada a la producción de vehículos eléctricos. «Con esta inversión, la firma busca consolidar su posición en el mercado sudamericano de vehículos comerciales. En una primera etapa, la producción de vehículos eléctricos eActros y eCanter estará limitada a Brasil, pero no se descarta que también llegue a la Argentina», afirman desde Argentinisches Tageblatt, sugiriendo que Mercedes-Benz podría regresar al país en un formato completamente renovado.