La Selección Argentina sufrió mucho para pasar a la semifinal de la Copa América. No pudo imponer su fútbol y a pesar de que ganaba 1-0, Ecuador lo empató merecidamente sobre la hora y trasladó la angustia a los penales, donde Dibu Martínez otra vez se convirtió en superhéroe al atajar dos.
Por eso se justifica el alocado festejo de los jugadores por obtener el pasaporte a la siguiente fase, que recordó a aquellas épicas jornadas que trazaron el final de cada mojón superado en el camino a la Copa del Mundo en Qatar.
Nuevamente la mancomunión de la ronda de futbolistas saltando y cantando a voz en cuello, en coro perfecto con las repletas tribunas del NRG Stadium que se ilusionan, tanto como los protagonistas, con dar una nueva vuelta olímpica.
EMILIANO MARTÍNEZ lo hizo de nuevo. Incluso cuando ni Lionel Messi pudo ponerse la capa de héroe al fallar su penal, el número 23 mostró toda su jerarquía y tapó dos en lo que parece ser su especialidad. De ocho definiciones desde los doce pasos, se impuso en seis, cinco de ellos con la Albiceleste.
Después de consumar la hazaña, hizo sus reflexiones: «Nos complicaron un montón, no se podía jugar muy bien, los controles eran muy malos. Queríamos seguir, no estaba preparado para irme a casa. Nos costó, no les dimos el partido que querían ver, pero ganamos».
También subrayó el trabajo que hay detrás de su éxito: «Me tiro 500 veces por día en los entrenamientos para llegar a esto. Estoy orgulloso y quiero seguir creciendo como arquero y como persona».
«Erramos el primer penal y se nos hizo todo cuesta abajo. Pero me lleno un poco con la gente, tenía a mi familia cerca. Hace 35 días que estamos encerrados y se lo dedicamos a ellos», concluyó.