La unanimidad del rechazo a la suspensión de exportaciones de carne por 30 días decidida por la administración de Alberto Fernández fue el dato político central que dotó de musculatura a una Mesa de Enlace que, en episodios anteriores, venía exhibiendo diferencias intestinas a la hora de definir posturas y acciones. Tal es así que, en esta oportunidad, al cese de comercialización de hacienda se plegaron sectores del ruralismo bonaerense que sintonizan en un fluido diálogo con la gestión de Axel Kicillof y que en protestas anteriores al actual Gobierno no se habían sumado.
Fuentes de diversas filiales bonaerenses de Federación Agraria y de Coninagro enfatizan que el problema del precio de la carne no radica en el productor, y que el cierre de exportaciones solo genera nubarrones, más aún cuando lo que se exporta es vaca de conserva, que en el mercado interno tiene poca aceptación. Piden auditar la cadena, cuestionan que las decisiones no pasen por el ministro de Agricultura Luis Basterra y reclaman más diálogo. Y trazan una gruesa diferencia entre la relación que mantienen con la Nación y con la Provincia.
Sobre el escenario que se abre después del viernes –último día del lockout-, surgen nuevamente diferencias con los sectores más duros, que piden no solo extender la medida sino, además, ampliarla a otros bastiones productivos, con acento gravitante en los granos. “Si eso sucede, es un conflicto que sabés cuando empieza pero no, cuándo termina”, consignó una voz federada del norte de la provincia.
“Cuando la soja era el problema, no quería que se comprometieran otras cadenas productivas. Tampoco me parece bien que se avance con medidas de protesta en el caso del grano, la papa, la mandioca o los arroceros. No sumamos con eso. Expandiendo el conflicto no le solucionamos el problema a la gente ni a esta administración”, señaló el dirigente bonaerense de Coninagro Mario Raiteri, que fijó postura personal de cara a lo que viene: “No estoy de acuerdo en que sigamos en protesta”.
En ese sentido, ahondó: “Los ceses de comercialización tienen que ser para exteriorizar los conflictos, pero no para resolverlos. La única forma de resolver un conflicto es mediante el diálogo. Nosotros, en la provincia de Buenos Aires, con (el ministro de Desarrollo Agrario, Javier) Rodríguez tenemos un excelente diálogo; en la Nación lo hemos perdido en función del poco margen de acción que tiene Basterra”.
En el sector preocupa el poco margen de acción que tiene Basterra para concretar políticas de corto, mediano y largo plazo, y analizan que un acentuado proceso de debilitamiento del ministro del área puede desembocar en un reemplazo con la llegada de alguien que comprenda menos al sector.
“No somos los productores los responsables de la inflación, que busquen bien en la cadena y (deben tener) mucho más cuidado cuando eligen al complejo agroindustrial como vocero porque, probablemente, en ese ámbito salgan propuestas que no benefician a los dos eslabones que más sufren, que son el productor y el consumidor. Somos parte de la solución, no del problema”, subrayó Raiteri, quien pidió “desapasionar y desideologizar el problema”, porque “el campo no es el malo de la película”.
En la misma línea fue la dirigente de la filial Tandil de la Federación Agraria (FAA), Nélida Sereno: “El precio de la carne en mostrador tiene un valor muy alto, pero el problema no está en el productor, hay una parte de la cadena que hay que analizar”.
En diálogo con Letra P, Sereno tampoco enfoca las críticas en la cartera que conduce Basterra y que tiene como secretario de Agricultura y Ganadería a un miembro de la FAA bonaerense, Jorge Solmi. La dirigente dijo que los “sorprendió” la medida de suspender las exportaciones y enfatizó en la “falta de comunicación” intra-gubernamental: “Creería que se resolvió en otros despachos y se tomó una decisión apresurada. Con el Ministerio tendríamos que habernos enterado”.
Ante eso, bregó por “un diálogo desde el Ministerio de Producción. FAA se caracterizó siempre por ser dialoguista. Suceden estas cosas porque no se conversa ni llegan a puntos de acuerdo y las fallas están en ambas partes. Quedan dos días de trabajo para destrabar, pero las exportaciones se tienen que reabrir. También se debe llegar a un acuerdo con parte de la cadena, que se gane un poco menos”.
Filiales bonaerenses de FAA se reunirán para recabar la información de las bases y definir los pasos a seguir. A priori, en la dirigencia federada bonaerense se focaliza en la necesidad de abrir canales de diálogo, sin inclinación a ingresar en una creciente conflictividad.
La relación con la Provincia
En medio de reacciones diversas de sus pares del FdT ante la medida de la Nación, Kicillof apoyó la suspensión de las exportaciones de carne, al interpretarla como una medida “para reordenar el sector y que abastezca el mercado interno a precios razonables y rentables”.
Consultada al respecto, la dirigente de la FAA Tandil -una de las primeras filiales en recibir a Kicillof en tiempos de campaña- sostuvo: “Nos llamó la atención, pero creo que lo ha hecho desde el punto de vista de mirar al consumidor más pequeño”. Así, Sereno desestimó que una hipotética escalada del conflicto con la Nación impacte en la relación con la Provincia: “Es un gobierno de puertas abiertas, dispuesto a escuchar el reclamo de los productores y tomó medidas que son bien vistas, como la inversión en caminos rurales”. Y ponderó las medidas de segmentación en materia impositiva y crediticia.
En esa sintonía, Raiteri consideró que el respaldo del mandatario bonaerense a la medida nacional “es una cuestión de apoyo a su presidente”. Y estimó: “Si él tiene una diferencia, no la va a hacer pública, la estará tratando de plantear en el ámbito de la discusión interna. Es la reacción lógica y esperable que un gobernador apoye a su presidente. No por eso está en contra de los productores”.
Fuente: Damián Belastegui para www.Letrap.com.ar