La incoherencia de Vidal

Una histórica y célebre frase cómica de Groucho Marx parece definir lo que, por estas horas, la Gobernadora María Eugenia Vidal encarna a la hora de juntar votos para ganar en la Provincia de Buenos Aires: «Estos son mis principios, pero si nos les gustan tengo otros».

Vidal fue la promotora de la ley que limita a los intendentes de la Provincia de Buenos Aires a ser reelegidos solo una vez cuando terminen su primer mandato, una medida que en sus palabras fue para darle fin «a los barones del Conurbano».

Orgullosa de la decisión, la gobernadora repitió y repite ante cuanta cámara de televisión, micrófono o grabador se le presenta que está orgullosa de que en 2023 nadie que hoy es candidato va a poder serlo, con un discurso firme contra los mandatos de 20 años o más.

Pero eso es la campaña de la gobernadora en el Conurbano donde los votos peronistas la preocupan. En el interior de la Provincia, en nuestra ciudad particularmente, la gobernadora decidió inclinarse por el candidato que más votos le puede atraer, el intendente Miguel Lunghi que lleva 16 años ininterrumpidos de gobierno y que va por su quinto mandato.

Al parecer, decidida a hacer oídos sordos a sus convicciones, la gobernadora apostó fuerte por Miguel Lunghi en detrimento de su otro candidato a intendente, Marcos Nicolini, y envió 30 mil cartas firmadas por ella y por el intendente para pedir el voto a las o los tandilenses, relegando al concejal rebelde de la UCR al olvido.

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