Luego de la feroz represión que la ministra de Seguridad Patricia Bullrich desplegó ante los manifestantes, entre ellos muchos jubilados, que protestaban contra la Reforma Previsional, las denuncias penales y los pedidos de juicio político por parte de la oposición y la crítica generalizada de parte de los medios de comunicación y la sociedad en general obligaron al presidente Mauricio Macri a tomar la decisión de dejar el operativo represivo de este lunes en manos del jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Horacio Rodriguez Larreta.
Dentro de la Cámara de Diputados de la Nación, el oficialismo intentará obtener el qórum necesario para aprobar un descuento en los haberes de los jubilados, mnientras que la oposición intentará que no se trate el tema y llegado el caso, ganar la votación para que no se concrete.
Para evitar un desenlace igual al de la semana pasada, Larreta mandó a su secretario de Seguridad, Marcelo D’Alessandro, a negociar con la oposición los términos para lograr que la movilización de este lunes pueda darse sin incidentes.
Según difundieron diferentes medios nacionales «el uso de la fuerza es el último recurso», fue la bajada de línea de Larreta de cara al operativo. Si bien trascendió que no quiere entrar en tensión con Patricia Bullrich, planteó un operativo muy distinto al que fue monopolizado por la cartera nacional.
Sin embargo, los canales de TV presentes en el lugar comenzaron a mostrar imágenes de policías lanzando gases lacrimógenos a los manifestantes desde las 13.30 de hoy, treinta minutos antes de que comience la media hora que tiene el macrismo para obtener el número de diputados necesarios para comenzar la sesión.