Tras el escándalo protagonizado en el Consejo de la Magistratura con el desplazamiento irregular del camarista Eduardo Freiler, ahora Mauricio Macri va por más y ya arrancó con las maniobras para cargarse al juez federal Daniel Rafecas.
La jugada va en sintonía con la amenaza de Macri cuando dijo públicamente que “si los jueces actuales no nos dan la razón, pues buscaremos otros jueces” pero en este caso adquiere ribetes que potencia aún más la gravcedad de la maniobra.
Es que el juez Rafecas está a punto de enviar a juicio oral y público a Eduardo Gutiérrez, financista de campañas de Macri y testaferro nada menos que de José López, el ex funcionario de Obras Publicas que fue capturado con una fortuna al ingresar a un convento en el oeste del Gran Buenos Aires
Gutérrez era titular de la casa de Josecito en el Tigre y además (cuando no) contratista del Estado, como socio de Luis Caputo (el amigo del alma del presidente) en varias obras que recibía del propio José cuando trabajaba junto a Julio De Vido hasta el presente
Además de integrar la denominada “mesa chica del PRO” era un asiduo aportante a SUMA, la fundación trucha de Gabriela Michetti a través de su grupo empresario Farallon, junto a entidades bancarias como Banco Macro y Banco Comafi.
A pesar de estar seriamente involucrado en la causa judicial en la que Rafecas tiene todo listo para enviarlo a juicio oral por una gran cantidad de delitos, Gutiérrez seguía siendo un notable beneficiado con obras públicas del estado.
Mientras el magistrado ultima los detalles del expediente, Macri ya dio la orden para promover su destitución, en lo que sin dudas será una nueva maniobra de características similares a la que terminó en escándalo institucional con la remoción del camarista Eduardo Freiler.