En el Coliseo El Pueblo de Cali, la selección Argentina de Futsal realizó un festival de goles en tierras cafeteras, venció a Portugal por 5-2 e hizo historia al clasificarse para la final del Mundial de Colombia. Es la primera vez en la historia de este deporte que Argentina consigue el ticket a la definición después de lograr el cuarto puesto en Taiwan 2004. Borruto abrió el marcador con un golazo haciéndole pasar un papelón al arquero lusitano y tras el empate del equipo portugues llegó la fiesta de goles albicelestes. Stazzone, a los 10, Vaporaki, a los 11 (de pecho, como Messi ante Estudiantes en 2009), y Brandi, a los 12, pusieron el 4-1 parcial en el primer tiempo. Ya en el segundo tiempo, Cuzzolino anotó el quinto tanto a los 35 y Thiago Brito descontó a los 36. La Argentina enfrentará a Rusia el sábado a las 16.30, con TV de DirecTV y TV Pública. Antes, por el tercer puesto, Irán chocará ante Portugal.
La selección que representa al futsal de AFA lleva una marcha impecable en la Copa. Ganó su grupo con victorias ante Kazajistán 1-0 e Islas Salomón 7-3, y empate 2-2 frente a Costa Rica. Pero sobre todo superó de manera notable los cruces de octavos y cuartos de final al vencer a Ucrania 1-0 (en el alargue) y Egipto 5-0, con un juego y una eficacia en alza y el arco invicto. El 5-2 ante Portugal confirmó un andar que llevó a la Argentina a su primera final mundial. «En los últimos dos años y medio fuimos campeones de América, ganamos un torneo de campeones continentales en Kuwait y derrotamos por primera vez en la historia a Brasil en Brasil. Pero un Mundial tiene otra repercusión, lo estamos notando», había confiado Diego Giustozzi, DT de la selección.
Hasta ahora, la mejor participación en un Mundial de Futsal se había dado en Taiwán 2004, con un cuarto puesto. El objetivo de acá a la final es muy claro. «Tenemos que llegar a la final y salir campeones», había comentado el técnico, «es una deuda pendiente desde 2004, y además sería una manera de brindarle una sonrisa a la AFA en los momentos difíciles que vive»